LA MONEDA DEL SIGLO VEINTE Y LA POLÍTICA MONETARIA NO CONVENCIONAL
Trabajos seleccionados de Carl Menger, Knut Wicksell, John M. Keynes, Gottfried Haberler, Milton Friedman y Anna Schwartz
La crisis bancaria y financiera producida en los países industriales más avanzados a comienzos del nuevo siglo plantea nuevos retos a la investigación. El editor de esta publicación ha querido poner a disposición de los lectores en lengua española una muestra de lo que habían venido escribiendo a lo largo del siglo pasado algunos de los economistas más destacados que ayudaron a configurar la ortodoxia sobre la nueva moneda fiduciaria y estrictamente nacional que, por primera vez en la historia, sirve de intermediaria en los intercambios que llevan a cabo los humanos. Todos ellos esperaban poder controlar la enorme elasticidad de esta clase de moneda y ninguno pudo imaginar que con ella el sistema llegara a colapsar, cuando los precios de los bienes de consumo no registraban aumentos alarmantes. Pero el sistema colapsó, destruyó gran cantidad de puestos de trabajo y nuestros bancos centrales tuvieron que improvisar.
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LA MONEDA DEL SIGLO VEINTE Y LA POLÍTICA MONETARIA NO CONVENCIONAL
Trabajos seleccionados de Carl Menger, Knut Wicksell, John M. Keynes, Gottfried Haberler, Milton Friedman y Anna Schwartz
La crisis bancaria y financiera producida en los países industriales más avanzados a comienzos del nuevo siglo plantea nuevos retos a la investigación. El editor de esta publicación ha querido poner a disposición de los lectores en lengua española una muestra de lo que habían venido escribiendo a lo largo del siglo pasado algunos de los economistas más destacados que ayudaron a configurar la ortodoxia sobre la nueva moneda fiduciaria y estrictamente nacional que, por primera vez en la historia, sirve de intermediaria en los intercambios que llevan a cabo los humanos. Todos ellos esperaban poder controlar la enorme elasticidad de esta clase de moneda y ninguno pudo imaginar que con ella el sistema llegara a colapsar, cuando los precios de los bienes de consumo no registraban aumentos alarmantes. Pero el sistema colapsó, destruyó gran cantidad de puestos de trabajo y nuestros bancos centrales tuvieron que improvisar.