El Conde de Montecristo es la novela costumbrista, de intrigas y aventuras más famosa del escritor más representativo de la acción folletinesca. Dumas establece un estilo y una estructura narrativa con un nivel de complejidad en el cual los virajes que sufre la trama están perfectamente controlados, sucediéndose unas a otras las historias y conteniéndose entre sí. Aquí, el héroe paga un precio muy alto por su desagravio, ya que, por fin, la venganza es excesivamente dura y su sabor demasiado amargo.
En esta obra, Dumas interpreta perfectamente la naturaleza del ser humano, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal, para contraponerlos románticamente.
Dumas posee la ciencia del contar, y El Conde de Montecristo es una verdadera exhibición de su destreza. Tal vez sin un deseo expreso por la verosimilitud, el equilibrio, la experimentación estructural o el diseño narrativo, el autor demuestra en esta novela que es capaz de crear sus propias leyes literarias, que las leyes no importan cuando se ha caído en la trampa, y que no se pueden abandonar las aventuras de Dantés sin llegar hasta la última línea.